🖤 Iver: un corazón leal en busca de un hogar 🖤


 

¡Hola!
Me llamo Iver, tengo 10 años y soy un gato negro un poquito tímido, pero con muchas ganas de encontrar mi verdadera familia. Hoy quiero contarte mi historia, porque quizá tú puedas cambiar mi destino.

Como muchos de los habitantes de La Ciudad de los Gatos, nací en la calle. La vida allí es dura y peligrosa. Recuerdo que mi mamá siempre intentaba proteger a mi hermana Effie y a mí: nos escondía para que no nos atropellaran o para evitar que cayéramos en manos de personas que pudieran hacernos daño.
Uno de esos escondites fue un agujero oscuro, dentro del hueco de un ascensor. Allí nos sentíamos seguros, sobre todo cuando mamá volvía para alimentarnos y dormirnos con su calor.

Pero un día… mamá no volvió. Teníamos hambre y frío. Maullábamos fuerte para que nos oyera, aunque yo tenía miedo: mamá siempre decía, con sus actos, que las personas podían ser peligrosas.
En vez de mamá, nos encontraron los vecinos, y avisaron a nuestras cuidadoras. Ellas nos rescataron, nos pusieron en una cajita de plástico y nos llevaron al refugio. Al principio tenía miedo, pero como Effie confiaba en ellas, yo poco a poco hice lo mismo.

Tiempo después, nos adoptaron juntos. Yo no sabía qué esperar de una casa, pero al estar con mi hermana me sentía más tranquilo. Aun así, nunca sentí ese cariño que imaginaba de una familia. No me acariciaban, no me hacían sentir en casa, así que me mantenía a distancia.

Un día, mi cuidadora recibió una noticia que me rompió el corazón: nos iban a devolver. Dijeron muchas cosas sobre mí que no eran ciertas: que era agresivo, que atacaba a la gente, que me escapaba… también que habían desarrollado alergia. Después de un año, nos separaron de golpe. Volvimos al refugio, y aunque Effie me acarició para darme calma, pronto vino alguien para adoptarla a ella. Me quedé sin mi hermana y sin hogar.

Dicen que soy negro, pero yo no sé de colores. No entiendo por qué eso hace que me quieran menos. Los gatos no miramos el color, solo el amor. Yo tuve una “familia” una vez, pero no me quisieron. Ahora busco una de verdad, que me cuide, me respete y me quiera para siempre.

Puede que ya no sea un gatito pequeño, pero tengo el mismo amor para dar.
¿Serás tú quien me abra las puertas de su hogar? Te prometo lealtad y cariño todos los días de mi vida.

Si no puedes adoptarme, también puedes ayudarme siendo mi padrino o madrina para cubrir mis gastos veterinarios y de alimentación. Cualquier apoyo es una esperanza para mí.

📩 Contacto:
📧 ciudaddelosgatos@gmail.com

Comentarios

Entradas populares de este blog

Panteritas: el misterio y la ternura de los gatos negros

La importancia de que tu gato reconozca su nombre

10 curiosidades fascinantes sobre los gatos que quizá no conocías